jueves, 23 de octubre de 2008

Lima

Seguimos el viaje. Ahora ya con jet lag agudísimo. Se nos incorporan Joan y Dani de Mataró Audiovisual. Iniciamos el día en el Hostal Porta.

Ayer estuvimos casi todo el día en Lima. Lima es la capital del Perú, con más de diez millones de habitantes y dividida en varias municipalidades que cuentan incluso con gobernadores propios.

Es la ciudad de la neblina contínua. Imposible ver ni siquiera las nubes, ya no digo un rayo de Sol. Y dicen que siempre está así. Como todas las capitales, todavía mantiene algo de las características propias de su país, pero la gente es, en general, moderna.

Vinieron al Hotel a buscarnos Lurdes, una peruana simpatiquísima que ha estado varias veces en Mataró y que domina a la perfección el catalán, que vino para acompañarnos durante todo el día y fué la guía perfecta. Su entusiasmo nos contagió rápidamente a pesar del cansancio y de la gélida mañana.

También vino Andréu Carbonell, canetenc que lleva 51 años en Lima. Antiguo trabajador textil que hizo las Américas para estar cuatro meses y medio en busca de nuevos mercados y que al mes y medio se enamoró perdidamente de una peruana con la cual se casó a los dos años y aquellos cuatro meses y medio se convirtieron, de momento, en 620!!! Suma y sigue. Con una vitalidad especial, una claridad meridiana a la hora de explicarse, con un catalán también perfecto y con ganas de seguir presidiendo el Casal de Catalunya que él mismo fundó años atrás.

Con ambos, después de hacer unas gestiones pendientes, fuímos a dar una breve vuelta por la caótica Lima, donde circular por ella es algo así como una atracción de feria sin seguro dónde agarrarte, con las Combis (furgonetas para mínimo 12 personas que hacen determinados itinerarios a modo de Bus de Barri) como reinas de la ciudad, siempre repletas, a velocidades vertiginosas, y los Taxis, todos ellos con coches antiqüísimos que no respetan ninguna señal de tráfico sintiéndose los amos del asfalto urbano y pitando cada 2 segundos para llmar la atención de aquellos que van andando por la calle. Siempre pitan, y pitan, y vuelven a pitar, sumando a este organizado caos un ruido de fondo que te persigue allá donde vayas.

Al mediodía, visita rápida al Congreso de Perú, en la Plaza Mayor y visita a un Chefy. Qué es un Chefy? Pues un Chefy es un Chino, ni más ni menos, pero con más solera. De sobras es conocida la relación histórica del Perú con Oriente, y son millones las personas que hicieron el camino de un lado a otro y viceversa. Pues de los que se quedaron en Perú destacan sobre cualquieras otros immigrantes los chinos, y los chinos son, ante todo, unos buscavidas. Y, de lo que mejor dominan a la hora de ganarse la vida, son sus famosos en el mundo entero Restaurantes.

Aquí la diferencia es que son muy bien considerados, que la mayoría o casi todos son Buffet Libre, que la comida de origen peruano supera con creces a la de origen chino y que, al estar tan integrados en la vida del día a día de los peruanos, cada uno tiene un Chefy que consideran como propio y al cual raramente les serán infieles.

Un nuevo paseo en busca de nuestra Combi personal, en el cual destacan los balcones mozárabes con reminiscencias francesas de madera del Ministerio de Exteriores y los cientos y cientos de vendedores ambulantes que tienen montado su chiringuito en medio de la calle.

Y me sorprendió muchísimo su especialización y simpleza. Simples porque con una mesa se apañan, cubierta con un mantel y cerca de la pared para poder apoyar el género, y especializadas porque, aunque parezca sorprendente, a excepción de las de comida, el resto no sobrepasaban el par de productos diferentes. Podías encontrar un chiringuito de bolígrafos, otro de venta de sobres (?), otro para tomarte la tensión, otro sólo con una fruta, otro con cacahuetes, y así un sinfín de productos habituales o de lo más extravagante, pero, eso sí, no más de dos diferentes (se repartirán el mercado -la calle- entre ellos bajo algún efecto regulador? o a lo mejor es que no quieren complicarse la vida y se especializan para conseguir mejores precios?).

Y otro de los detalles que más me sorprendieron eran los Cambiadores, hombres con un chaleco amarillo chillón como los que llevamos todos en nuestros coches, y fajos de billetes en sus manos que se dedican única y exclusivamente a cambiar €uros y Dólare$ por Soles.

Sorprendente.

Nos despedimos de Andréu y Lurdes. Nos da pena a todos. Veo especialemente afectado a Andréu, ha estado muy cómodo en todo momento con nosotros y viceversa.

Al llegar a la Combi, volvimos ala agencia de viajes a cerrar flecos de los vuelos pendientes, volvimos al aeropuerto de Lima (de nuevo colas para facturar, colas para pagar las taxas de aeropuertos -no se pagan con el billete, se pagan antes de ir a embarcar-) con destino Juliaca.

Pasamos un par de horas de crisis, ésas en las cuales con el cambio horario estaríamos a punto de dormirnos, y se hacen, literalmente, eternas.

Volamos a Juliaca, con una escala, y son casi tres horas de vuelo que aprovechamos al unísono para dormir. Hasta ahora no ha habido tregua, y posiblemente a partir de ahora no la haya, así que hay que aprovechar cualquier ocasión para descansar lo que se pueda.

Llegamos a Juliaca pasadas las nueve de la noche y ya están esperándonos el Padre Lucho y sus muchachos.

Alegría por parte de todos por volver a verle, tras la visita que nos hizo a Mataró hacer ahora casi un año para explicarnos cómo iban los proyectos en aquellos momentos en marcha.

Empezamos a notar la altura, no en vano Juliaca está a 3825 metros de altura sobre el nivel del mar, y el frío. Es tarde.
Nos llevan al Hotel, donde nos recomiendan que, para superar mejor al día siguiente el mal de altura, no cenemos en exceso, así que nuestro fastuoso menú después de un día agotador se compone de una sopita, uauuu, y una infusión de Mate de Coca!!! Dicen que tiene poderes extraordinarios para bajar la tensión y, por lo tanto, hacer más liviano esas primeras horas por estas latitudes.
Nosotros, disciplinados como nadie, obededcemos las órdenes-recomendaciones y cenamos tanquilamente.
Al acabar, la cama se convierte en un preciado trofeo más uqe merecido para todos des´pués de tres vuelos en treinta horas, un montón más en cuatro aeropuertos diferentes, el tráfico-caos de Lima y el Jet Lag, que nos amenaza contínuamente.
No creo que nadie durara más de cinco minutos en dormirse.
Bona nit,

Problemas técnicos, no puedo poner fotos. Hasta mañana!

2 comentarios:

Rubén Carroza dijo...

Hola Fenomeno!!
Vaya ajetro llevas, te has acordado de llamar al "PERUANO" para decirle que le traes de souvenir.
jajajajaja

Un Saludo cuidate mucho y sobre todo disfruta CAMPEON!!!!

Carlos dijo...

Lo de cuidarme en el viaje, buffff, lo justo.... La verdad es que lo he pasado un poco mal físicamente. Sólo el ver a aquella gente, con las fuerzas que tienen, me han salvado de un "viaje Horribilis"